En busca del principe azul

Somos animales sociales.

 Incluso aquellos que prefieren la soledad, en muchos momentos de su vida también han sentido la necesidad de buscar pareja.

No importa si algunos buscan pareja para toda la vida o si creen que todo tiene un fin y enlazan unas relaciones con otras.
En cualquier caso en algún momento de nuestra existencia todos buscamos a nuestra media naranja.

¡ Por cierto chicas dicen los rumores que George Clooney esta de nuevo soltero! Dato a tener en cuenta. Aunque no se yo si será una buena idea.....










Así q tanto hombres como mujeres buscamos a nuestra princesa Blancanieves o a nuestro príncipe azul.. Pero aquí y parafraseando a Rosetta Forner, una gran escritora que os recomiendo. Los príncipes azules no existen y además destiñen.

Muchas veces nos empeñamos en idealizar los requisitos  que tienen que cumplir nuestro candidato a príncipe del año y otras por el contrario nos empeñamos en idealizar los defectos de un individuo que ni de lejos cumple los requisitos mínimos para ser mozo de cuadra.

Y ¿ porqué hacemos eso? Pues muy fácil y a la vez muy difícil. Porque necesitamos enamorarnos. Porque ponemos todo nuestro empeño en ello. Y decidimos, como estamos a ello, idealizar al primero que se nos poner a tiro.

No siempre es así. Luego esta el caso opuesto. Estamos tan hartos de mediocres y de fracasos q nos negamos a darle una oportunidad a nadie más. Nos cerramos en banda.

Evidentemente la solución no es ni lo uno ni lo otro. Como ya hemos comentado anteriormente, lo primero es reencontrarse con uno mismo. Aprender  a amarnos 
  y respetarnos a nosotros mismos. Ese será nuestro gran premio.

Nada ni nadie nos garantiza que vayamos a encontrar pareja por mucho que nos esforcemos.
 Pero tampoco nadie puede tratar de convencernos de lo contrario. La vida no está escrita y no sabes lo que te  espera detrás de cada esquina.

En cualquier caso no necesitamos ni príncipes ni princesas. Porque somos los reyes y reinas de nuestra propia vida. Así lo que lo tenga que venir tiene que estar a la altura de nuestra vida.

Todo lo demás son cuentos.