sábado, 29 de junio de 2013

De príncipes y sapos

Bien, aquí estamos, recién divorciadas; con el ego herido, el corazón maltrecho y la cabeza......bueno la cabeza la verdad es que hace meses que no tenemos ni idea de por donde anda. Amigos y familia nos animan a salir, a seguir viviendo, a intentar normalizar nuestra vida.

Pero no es posible, no puedes normalizar algo cuando tu estás en pleno proceso de cambio. Cuando el dolor es tan grande que ocupa todos los huecos de tu existencia. La desesperación, sí, es desesperación, desconsuelo, humillación, rabia, pena, Todo eso y mucho más; pues la desesperación es una pésima consejera. Nubla el juicio y el buen entendimiento y !ay Señor¡ nos hace bajas a límites insospechados nuestras expectativas. Llegamos a colocar el listón tan bajo que es imposible bailar el limbo. Cualquier cosa nos vale, si, he escrito cosa y no persona, porque casos ha habido que realmente creo que no llegaron a evolucionar lo suficiente como para ser considerados parte del género humano.

La soledad tiende a empujarnos a los brazos del primero que pasa por allí, y es en ese momento cuando nuestro bajo listón y nuestro juicio nublado nos juegan esa mala pasada. y
 !tacháaaaaan¡

Subido a lomos de un blanco corcel y con el traje de príncipe azul recién sacado de la tintorería aparece ÉL....... nuestro salvador.......el amor verdadero.......el que tenía que llegar.
!Jo y vaya si llegó¡ como las legiones romanas siempre hacia adelante y arrasando todo a su paso, sin hacer cautivos.

Resumiendo, llega ese hombre dispuesto a hacernos felices para siempre, lleno de pasión de amor, de felicidad, que dura lo justo hasta que tú, entregado y rendido el corazón sin batallar tan siquiera, ya no eres dueña de ti, eres una muñeca en sus manos.

 Y no, ¡¡a Dios pones por testigo, no  estas dispuesta a pasar por otro fracaso, ni hablar!!, esta vez saldrá bien así que aguantas carros y carretas hasta que dejas de ser tú y ya ni tan siquiera proyectas tu sombra en la pared.

Todo esto que estoy contando me ha pasado a mí y a muchas amigas y conocidas. Nada nuevo bajo el sol.

Mi última pareja, que cuando me conoció me contaba arrebatado de amor lo mucho que le gustaba toda yo, tal y como era, poco a poco me fue modelando a su forma, no mandaba "sugería". Cambie mi color de pelo, mi corte, mi forma de vestir, mi forma de relacionarme, hasta mi forma de andar, porque resultaba demasiado sugerente para los demás hombres. Al final ni siquiera me reconocia.....de hecho aún estoy intentando volver a ser yo.

Y cuando te dejan , porque amigas así es en la mayoría de los casos, hablo evidentemente de este tipo de personajes manipuladores, no de todos los hombres en general, Que no se me altere nadie. 
Cuando sucede esto, entonces si que verdaderamente quedas destrozada, desolada como campo tras la batalla. Y es ahí cuando tienen que venir las fuerzas de rescate y apoyo a salvarte; es decir TUS AMIGAS.

Amigas incondicionales que veían lo que pasaba pero que poco podían hacer para convencerte de no seguir con él. !Amig@s benditos amig@s¡ que nos escuchan una y mil veces la misma historia, de lo bueno que parecía, de lo mucho que te quería, de los felices que fuisteis al principio, de la química brutal en el sexo, de las horas que pasabais abrazados sin necesidad de hablar y así hasta donde querías seguir imaginando.

Amig@s que te abrazan y que te suenan los mocos si hace falta. Y si suele hacer mucha falta porque ese corazón lleva ya demasiadas heridas en poco tiempo.

Y ahora toca recuperarte, encontrarte a ti misma otra vez. Toca aprender que estar en pareja no significa necesariamente ser feliz. Que merece más la pena estar sola que al lado de un cretino. Que ha llegado el momento de centrarte en ti misma y en lo que deberías hacer para poder reconquistar tu vida. Que el amor no nos recata de nada si antes no nos rescatamos nosotros mismos.
Cuando llegue el amor, la situación fluirá, eso es así de simple.


Principe_azul : Encanto en un caballo blanco listo para Prince hazañas Foto de archivo


Principe_azul : Príncipe rana feliz en un nenúfar
                                                  

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